Estaba sola. Sola y con los ojos vendados. Pero alguien me quitó la venda. Mire hacia un lado y la vi. Mire hacia el otro, y la vi. Me di la vuelta, y la vi. Mire de frente, y la vi. Sí, allí estaba ella. Allí estaba la persona que me prometió que siempre estaría. La persona que estaba en todos los momentos que la he necesitado. La persona que me ayudó con mis miedos enfrentándome a ellos, y no tapándome los ojos. La persona que al principio del camino me agarró la mano fuerte; y a día de hoy sigue agarrada. La persona que me dio un abrazo y no me prometió que el camino fuese fácil, pero que ella estaría allí. La persona que no me soltaría la mano por muy alta que sea la montaña. La persona que a día de hoy, es mi hogar.
Porque apareció de la nada. Apareció como un vaso de agua en mitad de un desierto. Apareció como una pequeña luz en mitad de la oscuridad. Apareció como una vela encendida en mitad del invierno. Apareció como una barca de auxilio en medio del mar cuando me estaba ahogando. Apareció cuando más lo necesitaba. Apareció cuando más la necesitaba. Apareció en el momento exacto. Apareció para quitarme los miedos y decirme "yo mataré monstruos por ti". Y desde entonces, no hay miedo que me pueda.
Yo soy para ti, tú eres para mi.
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