martes, 14 de junio de 2016

"vámonos"

Se le escapó una sonrisa: al mismo tiempo que él le tenía la mano cogida y terminaba de decir “vámonos”.

Ella era de tez blanca; tan blanca como la nieve recién caída. Pero era bonita. Muy bonita. Su piel contrastaba con el oscuro cabello rizado que tenía. Siempre lo llevaba suelto. Era la envidia de muchas niñas. Relucía a todas horas. Tenía pecas y unos ojos azules preciosos. Sus ojos parecían de cristal. Y, además, se le formaban unos hoyuelos cuando reía que conquistaban. Era muy tímida y callada. Provenía de una familia rica. Sus abuelos tenían mucho dinero. Pero ella; ella era diferente. Ella no se sentía reflejada con su familia. Ella no era como ellos. O eso es de lo que se dio cuenta cuando conoció al chico que le cambiaría.

Le cambió un simple chico pelirrojo poco atractivo para el resto de chicas. Excepto para ella. Aunque, al contrario de ella, era tan sólo uno de los ocho hermanos de una familia pobre. Pero, lo que la joven no sabía, es que todo lo que tenía se lo daba. Era distinto a los demás chicos con los que ella había estado.

Mientras que para él ella era la primera chica; él era para ella el décimo. Mientras los demás chicos invitaban a la joven a banquetes carísimos, él le regalaba flores recogidas de su propio jardín. Mientras que ellos le envolvían sus mentiras con envoltorios de diamantes, él le decía verdades desnudas. Mientras que ellos la perdían, él daba un pasito más.


Y por fin se decidió a dar el salto al vacío que tanto había soñado. Ella decidió hacer su propia vida, sin tener en cuenta lo que su familia le decía. Su propia vida era a su lado. Al lado del hombre que le hizo darse cuenta del valor del sentimiento, y no del valor de las palabras. Era al lado del chico pelirrojo que nadie quería. Él, le cogió la mano y la dijo: “vámonos”. Ella asintió con la cabeza mientras decía adiós a su anterior vida.

martes, 7 de junio de 2016

yo mataré monstruos por ti

Estaba sola. Sola y con los ojos vendados. Pero alguien me quitó la venda. Mire hacia un lado y la vi. Mire hacia el otro, y la vi. Me di la vuelta, y la vi. Mire de frente, y la vi. Sí, allí estaba ella. Allí estaba la persona que me prometió que siempre estaría. La persona que estaba en todos los momentos que la he necesitado. La persona que me ayudó con mis miedos enfrentándome a ellos, y no tapándome los ojos. La persona que al principio del camino me agarró la mano fuerte; y a día de hoy sigue agarrada. La persona que me dio un abrazo y no me prometió que el camino fuese fácil, pero que ella estaría allí. La persona que no me soltaría la mano por muy alta que sea la montaña. La persona que a día de hoy, es mi hogar. 
Porque apareció de la nada. Apareció como un vaso de agua en mitad de un desierto. Apareció como una pequeña luz en mitad de la oscuridad. Apareció como una vela encendida en mitad del invierno. Apareció como una barca de auxilio en medio del mar cuando me estaba ahogando. Apareció cuando más lo necesitaba. Apareció cuando más la necesitaba. Apareció en el momento exacto. Apareció para quitarme los miedos y decirme "yo mataré monstruos por ti". Y desde entonces, no hay miedo que me pueda.



Yo soy para ti, tú eres para mi.