martes, 29 de septiembre de 2015

"Amor"

Son casi las 18:00 de un día cualquiera de Septiembre. En concreto, el veintinueve. Y aquí estoy, tirada en la cama y escuchando ‘when a man loves a woman’.  Canción que por mucho tiempo que pase, será de mis favoritas. Porque es bonito. Es bonito saber que un hombre daría lo que tenga o pudiera por la mujer a la que ama. Y que, aunque muchos aún no crean, existe el amor. Que lo de ‘quien me gusta, no le gusto; y a quien le gusto, no me gusta’ es sólo un mito. Es sólo un pensamiento de una adolescente con ganas de enamorarse, que no ha sido correspondida por un chico que le gustó y, que aún está esperando a que venga el chico que le diga ‘si tú me dices ven, voy; pero dime ven.’ Porque al igual que todas las chicas no son iguales, los chicos no son una excepción.

Que nos alertamos cuando se habla de hacer el amor, y no de hacer la guerra.  Porque cuando se habla del primero, se escandalizan; y cuando se habla de guerras y de pistolas, lo ven como algo totalmente cotidiano. ¿Y por qué no disfrutar cuando quieres a un chico, en vez de preocuparte por lo que puedan decir?

¿Y qué es amor? Preguntas.

Querido amor: -cierro los ojos, pongo mi mano en el corazón y escribo- ¿por qué eres tan complicado? ¿y a la vez tan fácil? ¿por qué me haces ser tan débil? ¿y a la vez tan fuerte? ¿por qué me haces llorar? ¿y a la vez tener más ganas de sonreír? ¿por qué? ¿por qué? y miles de porqués más. Eres indescriptible.

domingo, 23 de agosto de 2015

"Esto", "eso", no sé, llámalo équis.

Miradas por aquí. Miradas por allá. Sonrisitas por aquí. Sonrisitas por allá. 
Así es como empezó. "Eso" es lo que empezó. ¿Qué es "eso"? Ni tú ni yo lo sabemos. 
Parece un inicio normal: miradas, sonrisas, tonteos, jijijí jajajá, que te cojo de la mano, que si me coges de la cintura, que si te abrazo, que si me llamas "amor"; y así, poco a poco, pasa de ser "eso" a "ésto". 
Sí. ¿Qué es "ésto"? No sé, llámalo équis. Todo a quién se lo cuento me llama loca. Sí, pero loca de amor. Suena cursi. Pero así es. 
Kilómetros y kilómetros. Para los demás una excusa; para mi, un motivo más por el que luchar. 
Ellos no saben. Ellos critican. ¿Por qué? Porque no son capaces. Sólo los valientes somos capaces y arriesgamos. Pero vale la pena. Vale la pena porque sabes la sonrisa que se te dibuja en la cara al oír su voz o al leer un mensaje suyo. Ellos no tienen ni la menor idea. Ni la menor idea de lo que son capaces de hacer con tal de verse, aunque sean unos minutos. 
Cuento los días. Cuento los días que quedan para verte, para abrazarte, para susurrarte que el tiempo no es nada si las ganas de verte son mayores, para besarte, para pasar contigo unos minutos, unas horas, unos días, los que hagan falta para que te quede claro que te quiero para mi, y para nadie más. Para que me digas que tengo una sonrisa bonita, pero que la luna te cuenta que no la ha vuelto a ver relucir desde que tú no estás aquí conmigo. 
Y aquí estoy, tumbada en la cama, pensándote, melancólica, con más ganas que ayer de verte, pero menos que mañana. Y sí, hago caso a la gente, estoy loca. Me estoy volviendo loca. 

viernes, 6 de marzo de 2015

Dicen que es de tontos enamorarse, tener sentimientos.

¿Me quieres? Me preguntas con tu sonrisa. 
No respondo. Hay silencio entre los dos. Y ninguno de nosotros lo rompe. Con el corazón en la mano en carne viva, me cae una lágrima por la mejilla. No sé qué responderte. Sé que la respuesta a esa pregunta es afirmativa, pero no me atrevo a darla. ¿Será el orgullo? Puede. ¿Será miedo? Pero, ¿miedo a qué? ¿a quererte? Ya lo hago. 
Sigo sin responder. Y me voy. No quiero mirarte a esos ojos. Esos ojos que llaman a la puerta de mi corazón pidiendo que deje el orgullo, que sea capaz de contestar "sí" y dé un paso adelante. Pero no, no quiero caer en esa trampa. Sé que no soy la única en tu vida, que hay otra. Otra a la que le dices lo mismo que a mi, y eso me hace sentir mal. 
Comienzo a andar para delante sin echar una mirada atrás. No me arrepiento, sé que estoy haciendo lo correcto. Cuando de repente, noto una mano cogiéndome del brazo. Es él. No sé que quiere. Me doy la vuelta y me da un beso. Uno de esos que se te ponen los pelos de punta. De los que te llegan hasta el estómago. 
¿Qué ha sido eso? Le pregunto cuando se separa de mi. 
No me respondiste, porque no sabías como darme la respuesta. O quizás sí. Pero lo que sé es que no te atrevías a darla. Sé que me quieres, lo noto en tu mirada. Me dí cuenta al hacerte la pregunta. Yo sí me he atrevido a darla ahora. Ahora, que sé que ninguna te llega a la altura. Ahora que sé que te quiero.