Son casi las 18:00 de un día cualquiera de Septiembre. En
concreto, el veintinueve. Y aquí estoy, tirada en la cama y escuchando ‘when a
man loves a woman’. Canción que por
mucho tiempo que pase, será de mis favoritas. Porque es bonito. Es bonito saber
que un hombre daría lo que tenga o pudiera por la mujer a la que ama. Y que,
aunque muchos aún no crean, existe el amor. Que lo de ‘quien me gusta, no le
gusto; y a quien le gusto, no me gusta’ es sólo un mito. Es sólo un pensamiento
de una adolescente con ganas de enamorarse, que no ha sido correspondida por un
chico que le gustó y, que aún está esperando a que venga el chico que le diga ‘si
tú me dices ven, voy; pero dime ven.’ Porque al igual que todas las chicas no
son iguales, los chicos no son una excepción.
Que nos alertamos cuando se habla de hacer el amor, y no de
hacer la guerra. Porque cuando se habla
del primero, se escandalizan; y cuando se habla de guerras y de pistolas, lo
ven como algo totalmente cotidiano. ¿Y por qué no disfrutar cuando quieres a un
chico, en vez de preocuparte por lo que puedan decir?
¿Y qué es
amor? Preguntas.
Querido
amor: -cierro los ojos, pongo mi mano en
el corazón y escribo- ¿por qué eres tan complicado? ¿y a la vez tan fácil?
¿por qué me haces ser tan débil? ¿y a la vez tan fuerte? ¿por qué me haces
llorar? ¿y a la vez tener más ganas de sonreír? ¿por qué? ¿por qué? y miles de
porqués más. Eres indescriptible.